
"RELATOS DE BELCEBÚ A SU NIETO"
Extractos de la Primera Serie de escritos de G.I. Gurdjieff
"Lee tres veces cada una de las exposiciones que he escrito: La primera vez, por lo menos en la misma forma mecánica en que ya te has acostumbrado a leer los libros y los periódicos de tu tiempo. La segunda vez, como si estuvieras leyéndolo en voz alta a otra persona. Pero sólo la tercera vez trata de sondear la médula de mis escritos."
("Consejo amigable", G.I. Gurdjieff).

"RELATOS DE BELCEBÚ A SU NIETO".
Cap. 7-8-9-10. (G.I. Gurdjieff)
LA RELACIÓN ENTRE LA LUNA, LA TIERRA Y EL HOMBRE.
Capítulo 7.
Toma de consciencia de los auténticos deberes eserales.
Una vez que el capitán se hubo retirado, Belcebú
lanzó una mirada a su nieto, percibiendo su alterado estado, por lo cual le
preguntó solícito y no sin cierta ansiedad:
- ¿Qué te pasa, querido nieto? ¿En qué piensas tan profundamente?
Levantando la vista hacia su abuelo con los ojos llenos de tristeza, Hassein respondió pensativo:
- Ignoro exactamente lo que me sucede, querido abuelo, pero tu conversación con el capitán de la nave ha despertado en mí pensamientos en extremo melancólicos. Se me han ocurrido cosas en las cuales jamás había pensado antes. Gracias a tu conversación, se ha ido haciendo poco a poco cada vez más clara en mi consciencia, la idea de que en el Universo de NUESTRA ETERNIDAD, no siempre han sido las cosas tal como ahora las veo y las comprendo.
Antes de esta conversación, por ejemplo, nunca habría permitido que se hilvanaran tales pensamientos asociativamente en mi cerebro, como el de que la nave en que ahora navegamos no había sido siempre igual a lo que es en este momento. Sólo ahora comprendo bien a las claras que todo cuanto poseemos y usamos en el presente - en una palabra, todos los artículos contemporáneos necesarios para nuestro bienestar y nuestra comodidad - no siempre han existido y no hicieron su aparición con tanta facilidad. No parece sino que ciertos seres, en el pasado, han trabajado y sufrido durante largo tiempo para lograrlo, teniendo que realizar una serie de sacrificios que quizás pudieron haber sido inútiles. De hecho, trabajaron y sufrieron sólo para que nosotros pudiéramos luego disfrutar de todo ello y utilizarlo para nuestro bienestar personal. Y todo esto hicieron esos seres, ya sea consciente o inconscientemente, nada más que para nosotros, es decir, para seres desconocidos y completamente indiferentes para ellos. Y ahora, no sólo no les estamos agradecidos sino que ni siquiera los conocemos, recibiendo sus conquistas como la cosa más natural del mundo y sin detenernos a considerar todo el trabajo que éstas requirieron. Yo, por ejemplo, hace ya muchos años que existo en el Universo, y, sin embargo, nunca se me había ocurrido todavía que quizás hubiera habido un tiempo en que todas las cosas que ahora veo no hubieran existido; pues siempre había creído, por decirlo así, que todo había llegado al mundo tan sencillamente como mi nariz. De modo pues, mi querido y bondadoso abuelo, ahora que, gracias a tu conversación con el capitán me he dado cuenta gradualmente con toda mi presencia, de todo esto, se me ha impuesto paralelamente, al mismo tiempo, la necesidad de aclarar a mi razón por qué poseo personalmente todas las comodidades de que ahora disfruto y cuáles son las obligaciones que por ellas deberé cumplir. Ha sido precisamente por ello, y no por otra cosa, por lo que en este momento se ha producido en mí un "proceso de remordimiento".
Una vez dicho esto, Hassein dejó caer la cabeza guardando silencio; entonces Belcebú, mirándolo afectuosamente, comenzó a hablarle en la forma siguiente:
- Te aconsejo, querido Hassein, que no te plantees todavía estos problemas. No seas impaciente. Solamente cuando llegue aquella época de tu vida apropiada para que te des cuenta de estas cuestiones esenciales y reflexiones activamente acerca de ellas, podrás comprender lo que tú, a tu vez, debes hacer. La edad que actualmente cuentas no te obliga todavía a pagar en retribución por los bienes de los que gozas. No has alcanzado todavía la edad necesaria en que habrás de pagar por tu existencia, sino que por ahora debes prepararte para el futuro, es decir, para satisfacer cumplidamente las obligaciones que entonces caerán sobre ti como todo ser tricerebrado responsable.
Por ello, mientras tanto, deberás vivir como hasta ahora. Sólo hay una cosa que no deberás olvidar y es ésta: que a tu edad es indispensable que todos los días, al salir el sol, mientras observes la reflexión de su esplendor, establezcas un contacto entre tu consciencia y las diversas partes inconscientes de tu presencia general. Tratarás entonces de hacer que este estado dure y de convencer a las partes inconscientes -como si fueran conscientes- de que si ellas impiden tu funcionamiento general, una vez llegado el período de tu edad responsable, no sólo les será imposible realizar el bien que deben, sino que tu presencia general de la cual son ellas parte, no podrá constituir un buen servidor de nuestro INMORTAL CREADOR COMÚN de modo que no podrás siquiera pagar por tu nacimiento y tu existencia.
Te repito una vez más, querido nieto, que debes tratar mientras tanto de no pensar en estas cuestiones, para cuya consideración no te hallas todavía lo bastante maduro. ¡Todo a su tiempo!... Ahora puedes pedirme que te cuente lo que quieras, que tendré mucho gusto en complacerte. Como el capitán no ha vuelto todavía, es muy posible que esté ocupado con sus tareas y que no regrese aún hasta dentro de cierto tiempo.

Capítulo 8.
El impúdico Brat Hassein, nieto de belcebú, se
atreve a llamar "zánganos" a los hombres.
Inmediatamente después, Hassein se sentó a los pies de Belcebú, y le dijo con tono implorante:
- Cuéntame lo que tú quieras, querido abuelo; cualquier cosa que tú me digas será para mí la mayor alegría, tan sólo por venir de tus labios.
- No (repuso Belcebú), será mejor que tú mismo me preguntes acerca de aquello que más te interese... Será un gran placer para mí poder hablarte acerca de lo que más desees saber.
- Querido y bondadoso abuelo, cuéntame entonces algo acerca de esos...
- ¿De esos qué?...
- Esos... ¿Cómo se llaman?... Sí, acerca de esos "zánganos".
- ¿Cómo? ¿Acerca de qué zánganos? (preguntó Belcebú sin comprender la pregunta de su nieto).
- ¿Pero no te acuerdas, abuelo?... Hace poco, cuando hablabas de los seres tricentrados que habitan en los diversos planetas del sistema solar en que viviste tanto tiempo, dijiste que en uno de esos planetas - no me acuerdo cómo lo llamaste - existían seres tricentrados parecidos a nosotros en su aspecto general, pero cuya piel era un poco más delgada que la nuestra.
- ¡Ah!... (rió Belcebú). Por lo que veo, me preguntas acerca de los seres que habitan el planeta Tierra y que se dan a sí mismos el nombre de hombres.
- Sí, abuelo, esos mismos (dijo Hassein). Cuéntame acerca de esos seres hombres con más detalle. Me gustaría saber todo lo referente a ellos y el porqué de su extraño comportamiento, como me dijiste era su característica principal.
- Mucho es lo que podría decirte acerca de ellos (replicó Belcebú), pues el hecho es que visité con frecuencia ese planeta, viviendo largo tiempo entre ellos, incluso me hice amigo de muchos de los seres tricerebrados terráqueos. Por cierto que habrás de encontrar interesante la información de que dispongo, relativa a ellos, pues son en verdad seres muy peculiares. Ocurren entre ellos muchas cosas que no podrían verse en los seres tricerebrados de ningún otro planeta del Universo.
Yo los conozco muy bien, dado que su nacimiento, así como su posterior desarrollo y existencia a lo largo de muchos, muchos siglos - de acuerdo con su cálculo cronológico - tuvieron lugar ante mis propios ojos. No sólo fui testigo de su nacimiento, sino también de la propia formación del planeta en que habitan. Cuando llegamos por primera vez a ese sistema solar, estableciéndonos en el planeta que ellos llaman Marte, nada existía todavía en el planeta Tierra, pues no había acabado siquiera de enfriarse por completo. Desde su nacimiento este planeta fue motivo de serios problemas para NUESTRA ETERNIDAD. Si así lo deseas, te contaré primero todo lo relativo a los particulares acontecimientos de carácter cósmico general referentes a este planeta, que fueron la causa de dichos problemas.
- Sí, querido abuelo (respondió Hassein),
cuéntame primero acerca de eso. Estoy seguro de que será muy interesante, como
todo lo que tú me cuentas.

Capítulo
9.
Causa de la génesis de la Luna.
Y así es como Belcebú comenzó su relato:
- Una vez que llegué con mi comitiva al planeta Marte, un planeta muy cercano a la Tierra, donde se nos había destinado vivir, comenzamos a establecernos lentamente. Nos hallábamos todavía completamente absorbidos por la compleja organización de todo lo exteriormente necesario para una existencia más o menos tolerable en medio de aquella Naturaleza, absolutamente extraña para nosotros, cuando, uno de los días de mayor actividad, todo el planeta Marte fue sacudido por un violento temblor, mientras poco después se levantaba hasta nosotros un "hedor" tan insoportable que en un primer momento pareció que todo el Universo se había mezclado de pronto con algo que sólo podría expresarse como indescriptible.
Sólo mucho tiempo después de haberse disipado aquel "hedor", pudimos recuperarnos, dándonos gradualmente cuenta de lo que había sucedido. Advertimos entonces que la causa de ese terrible fenómeno no había sido otra que el mismísimo planeta Tierra, que, de tanto en tanto, se acercaba considerablemente a nuestro planeta Marte, y que, por lo tanto, podíamos observar claramente, a veces incluso sin la ayuda de nuestro "Teskooano" (Telescopio). Por alguna razón que no podíamos comprender en ese momento, en este planeta, es decir la Tierra evidentemente había estallado y dos fragmentos desprendidos de su cuerpo principal habían salido proyectados hacia el espacio. Te he dicho ya, querido nieto, que en ese periodo, este sistema solar todavía se estaba formando, sin haber alcanzado aun lo que se llama La Armonía Del Recíproco Mantenimiento De Todas Las Concentraciones Cósmicas. Más tarde supimos que, en conformidad con esta Armonía Cósmica General Del Mantenimiento Recíproco De Todas Las Concentraciones Cósmicas, debía surcar también en el espacio de este sistema solar un "cometa" de los que llamamos ahora de vasta órbita, un cometa que existe todavía y que lleva el nombre de "kondoor". Y fue precisamente este cometa, que acababa de concentrarse, el que realizaba su primer paso pleno por la zona. Y como ciertos Individuos Sagrados competentes en estas materias, nos explicaron más tarde de forma confidencial y más detallada, la trayectoria del mencionado cometa debía cruzar la línea seguida por el planeta Tierra; pero, a consecuencia de ciertos cálculos erróneos de un Individuo Sagrado encargado de las cuestiones de la creación del Mundo y del mantenimiento del Mundo, los tiempos de transposición de estas dos concentraciones por el punto de intersección de sus respectivas trayectorias llegaron a coincidir y, debido a este error, el planeta Tierra y el cometa "kondoor" chocaron, y con tal violencia, que a raíz de ese impacto, como ya te dije, se desprendieron del planeta Tierra dos grandes fragmentos que salieron proyectados hacia el espacio.
Este choque no previamente advertido entrañó tan serias consecuencias cósmicas debido a que, merced al reciente nacimiento del planeta Tierra, su atmósfera que en otro caso podría haber servido de "amortiguador" a tan tremendo impacto, aún no se había formado todavía completamente. Como es natural, NUESTRA ETERNIDAD fue informado inmediatamente de este desastre cósmico. Como consecuencia directa de este informe se envió una comisión completa compuesta por Ángeles y Arcángeles especialistas en la creación y en el mantenimiento de Mundos, bajo la dirección del Altísimo Arcángel Sakaki, a este sistema solar de Ors, desde el Sagrado Absoluto Solar. La Altísima Comisión vino a nuestro planeta Marte, puesto que era el más próximo al planeta Tierra, instalando allí la sede central de sus investigaciones. Los sagrados miembros de la Altísima Comisión nos tranquilizaron inmediatamente, informándonos que no había peligro alguno de posteriores catástrofes en gran escala. Y el Archi-Ingeniero Arcángel Algamatant tuvo la bondad de explicarnos personalmente que lo más probable era que hubiese sucedido lo siguiente: Los fragmentos desprendidos del planeta Tierra habrían perdido el impulso impartido por el choque, antes de haber alcanzado el límite de aquella parte del espacio correspondiente a la esfera de este planeta y, en consecuencia, de acuerdo con la Ley de la Caída, que influye sobre todo movimiento de un cuerpo en el espacio, estos fragmentos habrían empezado "a caer" hacia su cuerpo fundamental. Pero resulta que en este caso no podían caer sobre el cuerpo fundamental, debido a que en el intervalo habían entrado bajo el dominio de la ley cósmica conocida con el nombre de "Alcance", a cuya influencia estaban totalmente sujetos. Por consiguiente, describían ahora órbitas elípticas regulares alrededor del cuerpo fundamental, exactamente del mismo modo en que este cuerpo fundamental, es decir, el planeta Tierra, describía y sigue describiendo todavía su órbita elíptica alrededor del Sol conocido como "Ors". Y que así continuará por siempre, a menos que una nueva e imprevista catástrofe en gran escala lo desvíe en un sentido u otro... ¡Gloria a la Casualidad...!
La armonía general del movimiento de todos los cuerpos no fue destruida por este percance en este sistema solar, que nosotros lo conocemos como sistema solar Ors. De esta manera se pudo restablecerse rápidamente una pacífica existencia en todos los planetas que existían en ese momento. -concluyó Su Pantemesurabilidad. Sin embargo, querido nieto mío, una vez que esta Altísima Comisión hubo calculado todos los hechos disponibles, y también todo lo que podía acontecer de ahí en adelante, llegó a la conclusión de que si bien los fragmentos desprendidos del planeta Tierra podían mantenerse durante cierto tiempo en las mismas posiciones que ocupaban, podían, en razón de ciertos desplazamientos "Tastartoonarianos" sospechados por la Comisión, abandonar en el futuro aquellas posiciones y ocasionar una larga serie de calamidades tanto en el sistema solar de "Ors" como en los demás sistemas solares vecinos. Por ello, esta Altísima Comisión decidió en ese momento tomar ciertas medidas a fin de evitar tal posibilidad. Se resolvió así que la mejor medida en aquel caso sería hacer que el cuerpo fundamental, es decir, el planeta Tierra, enviara de forma constante a los fragmentos que de él se habían separado, y para mantenerlos en su posición las Sagradas Vibraciones conocidas en toda galaxia con el nombre de "Askokin". La Sagrada Sustancia "Askokin" sólo puede formarse en los planetas, cuando tanto las leyes cósmicas fundamentales que en ellos operan, es decir la Sagrada ley de Heptaparaparshinokh, así como también la Sagrada ley del Triamazikamno, actúan, como suele decirse; "Unosoparno", que es cuando estas leyes cósmicas sagradas que rigen toda concentración cósmica se desvían independientemente y también se manifiestan sobre su superficie independientemente, pero claro está que independientemente sólo hasta ciertos límites.
De modo pues, querido nieto mío, que como tal obra cósmica sólo era posible con el asentimiento de NUESTRA ETERNIDAD, el gran Arcángel Sakaki, acompañado por otros muchos miembros sagrados de la Altísima Comisión, partió inmediatamente hacia NUESTRA ETERNIDAD para rogarle que le diera el consentimiento necesario para los ajustes que debieran realizarse. Y más tarde, una vez que los Individuos Sagrados hubieron obtenido la autorización correspondiente por parte de NUESTRA ETERNIDAD y para la materialización del proceso "unosoparniano", y una vez materializado dicho proceso bajo la dirección del mismísimo Gran Arcángel Sakaki, fue también en ese planeta, y exactamente como en muchos otros que comenzó a surgir lo correspondiente a estas divinas intervenciones, gracias a lo cual los mencionados fragmentos siguen existiendo todavía sin constituir amenaza alguna para el cuerpo principal del planeta. De esos dos fragmentos, el mayor llevaba el nombre de "Londerperzo" y el menor llevaba el nombre de "Anulios", y así los llamaron en un primer momento los seres tricerebrados ordinarios que nacieron y vivieron más tarde en ese planeta; pero los seres que a éstos sucedieron, tiempo después, les dieron otros nombres diferentes y en épocas diversas, y en los tiempos más recientes el fragmento mayor llevaba el nombre de Luna, en tanto que el nombre del menor cayó gradualmente en el olvido.
En cuanto a los seres que habitan el planeta Tierra en la actualidad, no sólo no poseen nombre alguno para este fragmento más pequeño, sino que ni siquiera sospechan su existencia. Es interesante notar aquí que los seres tricerebrados que fueron residentes en un continente de aquel planeta llamado "Atlántida", que pereció tiempo después, tenían conocimiento de la existencia de este segundo fragmento del planeta madre, dándole también el nombre de "Anulios"; pero los seres tricerebrados que habitaron tiempo después en el mismo continente, también lo llamaron "kimespai", lo cual significaba para ellos: "El Que Nunca Te Deja Dormir En Paz".
Ahora querido nieto, debes entender que ya en estos seres tricerebrados habían comenzado a cristalizarse los resultados y las consecuencias en sus presencias comunes las propiedades de aquel nefasto órgano llamado "Kundabuffer". Órgano del cual, según parece y a continuación, tendré que explayarme todavía con más detalle. Los seres tricerebrados contemporáneos que habitan actualmente la superficie de este planeta tan peculiar, ignoran la existencia de aquel segundo fragmento que nació de aquel acontecimiento cósmico que he relatado, esto debido principalmente a que su tamaño relativamente pequeño y la gran distancia a que se encuentra, lo hacen completamente invisible a la vista, y también debido a que ninguna "abuelita" les haya contado este cuento, o que alguien más les dijo nunca que había una vez un pequeño satélite de su planeta que los hombres conocían y llamaban de esa manera, y así sucesivamente, etc., etc. Y en caso de que cualquiera de ellos acertara a verlo por casualidad, mediante el uso de ese pueril juguete que llaman telescopio, seguramente habría de pasarlo por alto, confundiéndolo simplemente con un aerolito grande. Probablemente nunca vuelvan ya a ver este fragmento los seres contemporáneos del planeta Tierra, puesto que ya se han acostumbrado completamente a ver sólo lo "irreal". De hecho, en los últimos siglos estos seres se han mecanizado de forma verdaderamente artística, acostumbrándose a no ver nada real.
Así pues, querido nieto, debido a todo lo que dije antes, nacieron en un principio en este planeta Tierra tal como debían los que se llaman Símiles del Todo o, como también se les denomina, los "microcosmos" y además, originadas en estos microcosmos, se formaron las vegetaciones que reciben el nombre de "Oduristenianas" y "Polormedekhticas". Más aún; como siempre ocurre, de esos mismos "microcosmos" empezaron también a agruparse diversas formas de lo que se llaman "Tetartocosmos" de los tres sistemas cerebrales. Entre estos últimos surgieron en primer término aquellos "bípedos tetartocosmos" a quienes llamaste, hace un rato, "zánganos".
Acerca de cómo y por qué surgen en los planetas, durante la transición de las leyes sagradas fundamentales hacia la "Unosparnia", los "Símiles del Todo", así como acerca de los factores que contribuyen a la formación de uno u otro de estos llamados "sistemas de cerebros eserales" y de todas las leyes relativas a la creación y el mantenimiento del mundo, he de hablarte más adelante, en una ocasión oportuna. Mientras tanto, sabrás que estos seres tricerebrados nacidos en el planeta Tierra que tanto te interesan, tuvieron en sí mismos, en el principio de las cosas, iguales posibilidades para el perfeccionamiento de las funciones necesarias para la adquisición de la RAZÓN DEL SER, que todas las demás formas de "tetartocosmos" existentes en todo el Universo. Pero más tarde, precisamente en la época en que también ellos, al igual que en otros planetas semejantes de nuestro Gran Universo, empezaban gradualmente a "espiritualizarse" mediante lo que se llama el instinto del Ser, precisamente entonces, por desgracia para ellos, sufrieron un infortunio que no había sido previsto desde lo Alto y que les acarreó para siempre serias calamidades.

Capítulo 10.
Por qué los hombres no son Hombres.
Belcebú lanzó un profundo suspiro, miro a su nieto y continuó diciendo:
- Una vez cumplida en este planeta la materialización del proceso "ilnosoparniano", transcurrió, según el cálculo cronológico objetivo, un año. Durante este período se habían ido coordinando gradualmente en el planeta los procesos correspondientes de involución y evolución de todas las cosas allí existentes. Y claro está que también empezaron a cristalizarse gradualmente en los seres tricerebrados los datos suficientes para la adquisición de la Razón Objetiva.
En resumen, como en todos los demás, también en el planeta Tierra había comenzado el "desarrollo normal" de todas las cosas. Y por ello, querido nieto, si la Altísima Comisión bajo la dirección suprema del mencionado Arcángel Sakaki, no hubiera regresado nuevamente a aquel punto, al cabo de un año, quizás no se hubieran producido todos los malentendidos subsiguientes relacionados con los seres tricerebrados que habitan aquel malhadado planeta. Este segundo descenso de la Altísima Comisión al planeta Tierra se debió al hecho de que, pese a las medidas que habían sido tomadas - de las que ya te hablé -, no se había cristalizado todavía en las razones de la mayoría de sus miembros sagrados, la completa seguridad de la imposibilidad de toda sorpresa indeseable en el futuro, por lo cual deseaban ahora verificar personalmente, en el lugar, los resultados de aquellas medidas.
Fue precisamente durante el segundo descenso cuando la Altísima Comisión decidió, en todo caso, si no por otro motivo, por lo menos para tranquilizarse al respecto, concretar ciertas medidas especiales posteriores, entre las cuales se hallaba también aquella medida cuyas consecuencias no sólo determinaron la difusión de un tremendo terror entre los seres tricerebrados que habitan aquel desdichado planeta, sino que, por así decirlo, resultaron al fin un "estigma maligno" para todo nuestro gran Universo. Deberás saber, querido nieto, que en el tiempo de este segundo descenso efectuado por la Altísima Comisión, ya se había desarrollado gradualmente en estos seres -como es lo normal en todos los tricerebrados- lo que llamamos "instinto mecánico". Los sagrados miembros de esta Altísima Comisión razonaron entonces que si dicho "instinto mecánico" de los bípedos tricerebrados que habitaban el planeta había de desarrollarse hacia la obtención de la RAZÓN OBJETIVA - como es ley que ocurra en todas partes entre los seres tricerebrados - sería perfectamente posible que hubieran de comprender prematuramente la causa real de su nacimiento y de su existencia, provocando serios trastornos. Podía suceder que habiendo comprendido la razón de su nacimiento, es decir que, habiéndose dado cuenta de que debían mediante su existencia mantener separados los fragmentos desprendidos de su planeta, de los cuales hoy uno llaman su Luna, y estando convencidos de la injusticia de esta esclavitud a circunstancias perfectamente ajenas a ellos, se negaran a continuar su existencia y se destruyeran a sí mismos por un principio totalmente equivocado.
De modo pues, querido niño, que en vista de esto, la Altísima Comisión decidió entonces, entre otras cosas, implantar provisionalmente en las presencias comunes de los seres tricerebrados que allí vivían un órgano especial con una propiedad tal que, en primer término, les hiciese percibir la realidad deformada y, en segundo lugar, que todas las impresiones repetidas procedentes del exterior cristalizaran en su espíritu, datos tales que generasen factores para la evocación de sensaciones de placer y de goce". Y entonces, de hecho, con la ayuda del Principal Archifísico-Químico Común Universal Ángel Looisos, que se contaba también entre los miembros de la Altísima Comisión, se determinó el crecimiento en los seres tricerebrados, de manera especial, en la base de la columna vertebral, en la raíz de la cola -que también ellos tenían, por entonces y lo que es más, dotada de un exterior normal expresivo de la, por así llamarla; Plenitud de su Significación Íntima- de un "algo" que permitiera el surgimiento de dichas propiedades. Y a este "algo" le dieron el nombre, en un principio, de ÓRGANO KUNDABUFFER. Una vez determinado el crecimiento de este órgano en las presencias de los seres tricerebrados y una vez comprobado su funcionamiento, la Altísima Comisión integrada por los Sagrados Individuos y encabezada por el Arcángel Sakaki, tranquilizada y con la consciencia limpia, volvió al centro del Universo, mientras que allí, en el planeta Tierra que tanto te ha llamado la atención querido nieto, el efecto de este sorprendente, maravilloso e ingenioso invento comenzó a hacerse sentir desde el primer día en sus presencias comunes y desarrollándose luego crecientemente, como -para decirlo con las palabras de aquel venerable sabio Mullah Nassr Eddin- "el crescendo de la trompeta de Jericó".
Ahora bien; a fin de que puedas tener por lo menos una comprensión aproximada de los efectos provocados por las propiedades de este órgano implantado, ideado y materializado por el incomparable Ángel Looisos - bendito sea su nombre por toda la eternidad - es indispensable que sepas algo acerca de las diversas manifestaciones de los seres tricerebrados que habitan ese planeta, no sólo en la época en que ese órgano Kundabuffer formaba parte efectiva de sus presencias, sino también durante épocas posteriores cuando, si bien este sorprendente órgano y sus propiedades habían sido ya destruidas debido a diversas causas, habían comenzado a cristalizarse en sus presencias sus nefastos resultados y consecuencias, y debido a sus propiedades. Pero ya te explicaré esto más adelante con más detalle. Por ahora debo hacerte notar que hubo todavía un tercer descenso de la Altísima Comisión a aquel planeta, tres años después, según los cálculos cronológicos objetivos; pero esta vez se efectuó bajo la dirección del Más Grande Archi-Serafín Sevohtartra, dado que el Más Grande Arcángel Sakaki se había convertido, entretanto, en uno de los Divinos Individuos, que sigue siendo todavía en la actualidad, es decir se había convertido en uno de los cuatro Tetrasustentadores de todo el Universo. Y precisamente durante este tercer descenso, una vez establecido claramente mediante acabadas investigaciones por parte de los sagrados miembros de esta tercera Altísima Comisión, que ya no era necesario para el mantenimiento de la existencia de los fragmentos desprendidos del planeta madre, continuar la materialización de las medidas preventivas deliberadamente tomadas con anterioridad, se decidió, con ayuda del mismo Archifísicoquimico Ángel Looisos, destruir, conjuntamente con las medidas antes mencionadas, el referido órgano Kundabuffer en las presencias de estos seres tricerebrados, así como todas sus sorprendentes propiedades.
Pero volvamos al relato que había empezado anteriormente. Y no te distraigas. Cuando se disipó nuestro desconcierto, provocado por la reciente catástrofe cósmica provocado por el choque de aquel cometa llamado "kondoor" con el planeta Tierra, y que había puesto en peligro todo este sistema solar, lentamente, después de esta inesperada interrupción, reanudamos nuestra instalación en el nuevo lugar de residencia que nos habían asignado. Poco a poco, todos nosotros nos familiarizamos con la Naturaleza local, adaptándonos a aquel medio de vida en el planeta Marte. Como ya dije antes, muchos de nosotros nos establecimos definitivamente en el planeta Marte; mientras otros, gracias a la nave "Ocasión" que había sido puesta a disposición de los seres de nuestra Tribu, para la comunicación interplanetaria, se marcharon o bien se prepararon para marcharse hacia otros planetas del mismo sistema solar. Pero yo, junto con mis familiares y algunos de mis servidores más cercanos, seguí viviendo en el planeta Marte. Debo hacer notar que en la época a la que se refiere mi relato, ya había sido instalado mi primer Teskooano en el observatorio construido en el planeta Marte, por lo cual me hallaba dedicado por completo a la organización y al desarrollo de este observatorio destinado a la observación detallada de las remotas concentraciones de nuestro gran Universo y de los planetas de este sistema solar. En consecuencia entre los muchos objetos de mis observaciones también se contaba el planeta Tierra. Pasó el tiempo. También en este planeta comenzó gradualmente a establecerse el proceso de la existencia y, según todo lo hacía presumir, en la forma que es habitual en todos los planetas. Pero mis agudas observaciones, me demostraron en primer lugar, que el número de seres tricerebrados había aumentado gradual y rapidamente y, en segundo término, que de vez en cuando estos seres bipedos-tricerebrales daban lugar a manifestaciones sumamente extrañas, jamás observadas en los demás seres tricerebrados que habitan otros planetas de nuestra galaxia; quiero decir que, repentinamente, y sin razón aparente alguna, comenzaban a destruir entre sí sus propias existencias.
En ocasiones, esta mutua destrucción de vidas no tenía lugar solamente en una región sino en varias, durando no ya un Dionosk"sino varios Dionosks y a veces, incluso, Ornakras enteros. (Dionosk significa "día"; Ornakra significa "mes"). En ciertas oportunidades se hacía evidente que a raíz de estos horribles procesos disminuía rápidamente el número de terráqueos; pero durante otros períodos, en cambio, el número de habitantes aumentaba considerablemente. Paulatinamente nos fuimos acostumbrando a esta peculiaridad de los seres que habitan la Tierra, aceptando como explicación de los hechos que, evidentemente, por ciertas consideraciones de naturaleza superior, estas propiedades debían haber sido dadas deliberadamente al órgano Kundabuffer por la Altísima Comisión; en otras palabras, en vista de la fecundidad de estos bípedos, supusimos que la misma había sido concebida intencionalmente, debido a la necesidad de que existiesen en crecido número a fin de poder mantener el Movimiento Armónico Cósmico Común. De no haber sido por esta extraña peculiaridad, nunca se le hubiera ocurrido a nadie que había "algo raro" en ese planeta.
Durante el periodo a que me he referido anteriormente, visité personalmente la mayoría de los planetas de aquel sistema solar, recorriendo tanto los habitados como los todavía sin poblar. Por mi parte, los que más me agradaron fueron los seres tricentrados que habitan en el planeta que lleva el nombre de Saturno, cuyo aspecto exterior es completamente distinto al nuestro, pareciéndose, por el contrario, al del cuervo. Es interesante notar, dicho sea de paso, que por una u otra razón, la forma "cuervo" no sólo existe en casi todos los planetas de este sistema solar, sino también en la mayoría de los demás planetas de nuestro Gran Universo, en los cuales habitan seres de diversos sistemas cerebrales, recubiertos con cuerpos planetarios de distintas formas. La comunicación verbal usada por estos seres cuervos, del planeta Saturno, es bastante semejante a la nuestra. Pero en lo que a su pronunciación se refiere, es, a mi juicio, la más hermosa de cuantas he oído. Podría compararse con el canto de nuestros mejores cantantes cuando éstos cantan con todo su Ser en un tono menor. En cuanto a sus relaciones con los demás, sólo pueden llegar a ser conocidas viviendo con ellos y compartiendo su existencia. Todo lo que puede decirse es que estos "seres-pájaros" tienen un corazón exactamente igual al de los ángeles más próximos a nuestro ETERNO HACEDOR Y CREADOR. Estos seres viven en estricta conformidad con el noveno mandamiento de nuestro CREADOR que dice: "Haz con los demás lo que quisieras que hicieran contigo". Más adelante, tendré por cierto que contarte todo lo referente a estos seres tricerebrados que habitan el planeta Saturno, puesto que uno de mis mejores amigos que me acompañó durante todo mi exilio en aquel sistema solar, fue precisamente un ser de aquel planeta, quien tenía el aspecto exterior de un cuervo, y cuyo nombre era Harharkh.